Los procesos de urbanización, entendidos como la agrupación de personas en entornos construidos, traen consigo una serie de tensiones entre la disposición del medio y nuestras expectativas de habitación. Esto porque ocupar un espacio implica también (re)producirlo material y simbólicamente. A partir de esta premisa es que podemos observar el diseño de las ciudades no solo como el resultado de las características y limitaciones del medio, sino también como síntoma de los deseos y normas que nos organizan socialmente.
A simple vista, uno de los primeros atributos que vemos en este proceso es cómo, desde la racionalidad occidental, los elementos que encontramos originalmente en el medio son entidades subordinadas al orden humano. Así, cualquier espacio con una flora y fauna específica, es simplemente un estado naturalque debemos domesticar con artificios. Además, este paradigma se sostiene en otro muy constitutivo de nuestro orden moderno: el hombre blanco y occidental, parece tener el único cuerpo humano que importa.
En esta exposición, la artista Ximena Alarcón toma como punto de partida dicho sistema jerárquico entre lo naturaly lo construido, para llevarnos a una reflexión íntima sobre el destino de los cuerpos vegetales. Sistema donde las plantas son entidades que han sido ubicadas en el universo de lo prescindible. Ahí, todo cuerpo no-humano se encuentra a disposición, sin agencia, de las fantasías humanas de ornamentación del espacio; donde además, se utilizan y desechan con extrema facilidad en una operación constante y normalizada que anula cualquier posibilidad de empatía con otros cuerpos vivos.
Ximena Alarcón nos propone una instalación que trabaja, metafóricamente, el cuerpo desechado de las plantas en un cruce simbólico con los lenguajes del registro forense y otros imaginarios sobre la muerte. A partir de una serie de plantas encontradas en sus tránsitos por la ciudad, la artista asume un rol de recolección y rescate de dichos cuerpos para darles, finalmente, una posibilidad de recuperación o un espacio de reconocimiento. De esta manera nos invita a pensar más allá del propio cuerpo humano hegemónico y a examinar los elementos dispuestos en el espacio para experimentar nuevas posibilidades afectivas y vínculos empáticos con las otras formas de vida con las que compartimos el mundo.
Carlos Zevallos Trigoso
Lima, Perú
Mayo 2019
Anteriormente expuesta en:
Alianza Francesa de Miraflores, Perú. 2019
Instituto Cultural Británico-Peruano, San Juan de Lurigancho. Perú. 2019