Esferas de acero, vulvas de resina rosa, penes de madera ; tres formas y tres materiales se enfrentan, se asocian y se afrontan al ritmo de las variantes que interrogan nuestra visión y nuestras prácticas de la sexualidad, entre placer y tortura, en un jardín de penes en donde pasamos, sin darnos cuenta, de las delicias a los suplicios.

Las esferas, cuerpos lisos, brillantes y generosos sobre las cuales se agregan de forma lúdica e indiferente sexos masculinos o femeninos , se convierten en inquisitivos espejos que reflejan una vulva expuesta, a pesar de ella, a la mirada de todos.

Luego las esferas se abren, revelando un mundo cerrado, confinado, opresivo, lleno de vergas dirigidas, todas, contra una vulva que aparece prisionera de las paredes, petrificada dentro de la resina, a la merced de los trozos de madera, demasiado rugosos y numerosos.

El Jardín de los Penes
La apertura de las esferas, funciona como una revelación, se trata de exponer los ataques sexuales y por lo mismo suspender, por el espacio de un instante, su realización, puesto que la violación colectiva no se llevara a cabo, que en el caso de que cerremos la esfera o en su defecto : los ojos.

Por otro lado, solo basta, con que el pene dejé su posicion de suspensión dominante y se coloque al lado de las esferas femeninas, para que recomience el juego y que todos los placeres sean permitidos, en una relacion recíproca, dentro de la cual los objetos se reflejan simétricamente. Chupón o sonaja, el sexo masculino se convierte en el objeto de todas las fantasías.

¿Como vivir una sexualidad libre siendo mujer sin estar sujeta a la reprobación de una sociedad aún estructurada por normas patriarcales? ¿Como asumir sus propios deseos sin someterse a los de los demás ?

¿Como evitar que la dominación masculina se inmiscuya en nuestra intimidad y remplace la reciprocidad como centro de nuestras relaciones?

¿Como decir la violación, el sufrimiento, la humillación y que hacer con esta noción de consentimiento que tiende a borrar el peso de los mecanismos sexistas y los orígenes de la sumisión ?

Dentro de un planteamiento decididamente feminista, Ximena Alarcón invita al espectador a tomar posición y a analizar su propia mirada, a veces, tentada por el « voyeurismo » y en general por la negación, embaucada por las apariencias, y sesgada por los estereotipos, mismos, que siempre valdra la pena cuestionar.

CAROLINE MINARD
Paris, julio 2018


Anteriormente expuesta en 

Casa Mérida Contemporary, CDMX. 2020
PRPG Gallery, CDMX. 2021
Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro. MACQ. México. 2023
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